domingo, 27 de abril de 2014

LA HISTORIA DE LA MEDICINA FAMILIAR EN EL PERÚ Y EL MUNDO

La medicina familiar es la única especialidad médica que no ha surgido del progreso de las ciencias médicas y tecnológicas, sino por la presión de atender imperiosas necesidades sociales tanto de las comunidades como del Estado.


La medicina familiar procede de una rama más antigua de la medicina: la medicina general.

En algunos países, la medicina general ha tenido una continuidad histórica y ha mantenido una imagen relativamente buena entre la población; en estos casos la denominación no ha cambiado. En otros países medicina general significaba medicina de baja calidad, por lo que se tendió a cambiar el nombre; medicina familiar ha sido el nombre elegido para una disciplina nueva bien calificada.

La Medicina Familiar, también llamada Medicina de Familia, Family Practice, es la especialidad médica efectora de la Atención Primaria de Salud (APS), que posee un cuerpo de conocimientos propios, con una unidad funcional conformada por la familia y el individuo, y tiene como base el método clínico-epidemiológico y social e integra las ciencias biológicas, clínicas y de la conducta.

El Consejo Americano de Medicina Familiar definió la Práctica Familiar como: la especialidad médica que se preocupa por el cuidado de la salud total del individuo y la familia. Es una especialidad en amplitud que integra las ciencias clínicas, biológicas y del comportamiento y su alcance no está limitado por la edad, sexo, órgano, sistema o entidad mórbida.



La medicina familiar en el mundo.
La medicina familiar tiene sus orígenes en la medicina general, la que surgió y tomó auge desde el siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX. El médico general de aquella época era responsable de la atención a familias, y sus funciones de consejero ante los problemas de sus pacientes se reconocían como característica específica de dichos profesionales. En el período comprendido entre la Revolución Francesa y la Revolución Industrial, surgió el médico de cabecera, profesional de alta calificación con conocimientos sobre medicina, que se hizo cargo de los problemas de salud de las familias y actuó como consejero de problemas educacionales y matrimoniales, entre otros.
Después de la presentación del informe Flexner, en 1910, en los Estados Unidos, la medicina familiar pierde su espacio porque la enseñanza de la medicina se orientó a las especialidades.
En este proceso de progresiva diferencia y ultratecnicidad de la práctica médica moderna se genera una tendencia a la despersonalización de la relación médico-paciente que trae aparejado la pérdida de una percepción integral y armónica del individuo enfermo, pues se enfoca al hombre dividido en sistemas, aparatos u órganos y se relega o ignora la dimensión sociopsicológica de la necesidad de salud que presenta el sujeto concreto.
Estos elementos influyeron decisivamente en el proceso de concientización social respecto a la necesidad de rescate de las bondades de la actividad del médico de cabecera.
La medicina familiar resurge, entonces, en una espiral dialéctica de desarrollo ascendente, que retoma lo mejor de la práctica histórica de la medicina ante el imperativo de satisfacer la necesidad social de una atención médica que garantice un servicio de salud eficiente y humano, de alta calidad científico técnica a un costo sostenible.
En este sentido, en la década de los 40, la respuesta de los médicos generales se manifestó en la creación de academias y colegios dedicados a la medicina general para impulsar una práctica médica con base en el modelo del médico de familia. En Canadá se fundó el Colegio de Médicos de Familia en 1954.
Fue bautizada con el nombre de Medicina Familiar, en 1966, en Estados Unidos, una especialidad que no existía todavía cuando el informe Willard lo utiliza para denominar a una forma de atención médica que debía ser creada por exigencia de la sociedad americana que había expresado su disconformidad con el tipo de atención de la salud vigente en ese momento, basada en una medicina predominantemente tecnológica ejercida por especialistas y provista mayormente en los hospitales o complejos centros médicos. Aunque es en 1969, con la fundación del American Board of Family Practice y la creación de las primeras residencias para formar médicos de familia, cuando este proceso tiene su inicio oficial.
En 1969, se aprobó la medicina familiar en los Estados Unidos y se crearon los programas educativos de postgrado.
En 1970, en Chicago, en la Cuarta Conferencia Mundial de Médicos Generales, se estableció la WONCA (Organización Mundial de Colegios, Academias y Asociaciones Generales/ Médicos de Familia).
En América Latina y el Caribe comenzó la concientización para la implantación y desarrollo de programas de medicina familiar en las universidades médicas y en los años 70 comenzó la aplicación de la formación posgraduada de la medicina familiar en México, Brasil, Bolivia, Costa Rica, Argentina, Colombia, Ecuador y Venezuela.
En Australia, en 1973, se estableció el Programa de Medicina Familiar. En Filipinas comenzó en 1976. En Israel se inició el primer programa de medicina familiar en 1979
En 1978 se celebró, con la participación de 140 países, la Conferencia de Alma Atá, que concluyó con la Declaración de Alma Atá en la que se aprobó la estrategia de atención primaria como la pertinente para alcanzar Salud Para Todos.

En 1981, se creó el Centro Internacional para la Medicina Familiar.
En 1991, la Declaración de WONCA sostiene el papel del médico general/familia en los sistemas de atención de salud y en 1994 se efectuó en Canadá, la Conferencia Conjunta OMSWONCA.
En 1996, se realizó en Buenos Aires la Reunión Regional para la América sobre Medicina
Familiar en la Reforma de los Servicios de Salud.
Nos gustaría que esto llegara a los jóvenes estudiantes de Medicina, pues aunque hay que admitir que la situación del Médico de atención primaria en Perú en la actualidad, es lamentable y dramatica pero no dudamos que por la propia naturaleza aberrante e ilegal de esta realidad, se ha de normalizar en un plazo más o menos corto.
Y porque el progreso social siempre estará en dirección de una mayor humanización y personalización de la sanidad, por ello es el médico de cabecera, el que estrategicamente se halla mejor situado para abordar desde una perspectiva global y a la vez cercana y precisa, al paciente pues puede enfocarle en su triple dimensión personal, familiar y social.., e incluso espiritual y por tanto con una mayor capacidad de resolución .

La medicina familiar en el Perú:

La medicina familiar, disciplina que habilita a sus especialistas para desempeñarse adecuadamente en un contexto de atención primaria, ha venido recibiendo en los últimos años un número creciente de postulantes e ingresantes al residentado médico, conforme se abren nuevos programas formativos universitarios en el Perú. La expansión acelerada de esta especialidad es resultante de su progreso fructífero en diversos países desarrollados y en nuestros vecinos del continente americano, de su maduración en nuestro país a partir de experiencias universitarias aisladas, y la respuesta del sector formativo de recursos humanos a las políticas y directivas del sector al Modelo de Atención Integral de Salud (MAIS). Si bien esta situación representa oportunidades concretas para la especialidad, aparejadas a ellas se presentan desafíos impostergables como lograr un modelo de atención orientado hacia la atención primaria y basado en la medicina familiar, consolidar la formación masiva y diversificada de especialistas en medicina familiar, contar con adecuados servicios de salud familiar y con un apropiado sistema de certificación, evaluación y ajuste del desempeño, los cuales deberán abordarse para obtener pleno provecho de esta especialidad. el médico familiar, cuya actividad central es brindar una atención integral de primera calidad a la persona, familia y comunidad, superando el paradigma biomédico y asumiendo el paradigma biopsicosocial. 
Como puede constatarse de lo antes expresado, la necesaria expansión de la MF en el Perú lleva por lo menos cuatro décadas de atraso en relación con otros países del continente.
No obstante, entre nosotros esta especialidad también tiene su historia. El residentado médico para formar especialistas en atención primaria se inició en el Perú en 1989, con el nombre de “Medicina General Integral” en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), y con la denominación de “Medicina Familiar” y “Medicina Integral Familiar”, en la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y Universidad Federico Villareal (UNFV), respectivamente. En todas estas experiencias, poco después de iniciada la especialización adquirió la denominación uniforme de medicina general integral.
En el interior del país, la Universidad Nacional de Trujillo estableció la especialidad de medicina familiar en 1990.
Desafortunadamente, el mercado laboral que esperaba a los egresados de dichas especialidades no era favorable y, dado que no se crearon plazas diferenciadas para médicos familiares o integrales, las únicas posiciones asistenciales para ellos, eran como médicos generales y sin mayores incentivos por ser especialista. Por ello, desde los años 90 hasta la primera mitad de esta década del nuevo milenio, la mayoría de egresados fueron absorbidos por actividades gerenciales en el Ministerio de Salud y EsSALUD (seguro social), no ejerciendo actividades asistenciales según su perfil profesional. La incertidumbre e inestabilidad entre los especialistas en medicina general integral y medicina familiar, sumada a la falta de apoyo desde el nivel político en el Ministerio de Salud y a nivel universitario, afectó como un círculo vicioso el número de vacantes disponibles para estos programas.


Durante los últimos años se ha experimentado un crecimiento importante en la oferta y la demanda por la especialización en MF, indicando un buen futuro para dicha especialidad. Ello ocurrirá especialmente si las experiencias docentes efectivamente colman las expectativas de los diferentes miembros del sistema, y se consolidan las oportunidades laborales para los egresados.En conclusión, existen condiciones auspiciosas para el desarrollo de la medicina familiar en el Perú. Sin embargo, para poder crecer saludablemente es necesario vencer un conjunto de desafíos que nos posibiliten lograr el éxito esperado. Sólo alcanzando este grado de consolidación, la MF y quienes la practicamos podremos efectivamente ser un espejo en el que el sistema pueda mirar el rumbo que desea seguir para reformar su modelo de atención primaria y así conseguir un sistema más justo, equitativo, eficiente y solidario, como el propuesto por nuestra especialidad.




Dra. Verónica Espinoza Medrano
MR. Medicina Familiar y Comunitaria

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