domingo, 23 de agosto de 2015

PLURALISMO MÉDICO

Dra. Janet Cordori Carpio
R2 Medicina Familiar y Comunitaria

INTRODUCCIÓN

Los pacientes, superando la supuesta o real incompatibilidad que puede existir entre las diferentes formas de atención, se vinculan a éstas buscando soluciones pragmáticas a sus problemas de salud, realizando elecciones terapéuticas orientados por un diagnóstico presuntivo pero también limitados por factores como la accesibilidad física y económica a los diferentes servicios de atención presentes en su contexto de vida. 

Por eso además de comprender las enfermedades dentro de su contexto cultural, como el susto, el mal de ojo y el mal aire se enmarcan dentro del pluralismo médico. Por lo que en los últimos años se está tratando de despertar el interés por el “saber tradicional”.


PLURALISMO MÉDICO

La existencia en una gran parte de las sociedades humanas de este mundo globalizado de modos diversos de entender la salud y la enfermedad, de diagnosticar y tratar los padecimientos, lo que se conoce como pluralismo médico, terapéutico, o asistencial es una realidad innegable. Es decir denominamos pluralismo médico a las diversas formas de atención, en tanto actividades que intentan prevenir, dar tratamiento, controlar, aliviar y/o curar padecimientos coexisten de manera antagónica pero a la vez complementaria y son producto de las condiciones religiosas, étnicas, económico, políticas, técnicas y científicas de cada contexto. 
El término surgió a raíz del análisis de la relación entre medicinas en países asiáticos que contaban con 3 tradiciones médicas escritas: Ayurveda, Yunani (doctrina humoral griegoislámica) y la medicina china, así como su relación con la biomedicina. Mediante este razonamiento, por primera vez se comprendió la “medicina como sistema”. Sin embargo, son polémicos tanto los límites de este sistema como la aplicación de la teoría de sistema a la realidad médica. Así parecieron tres corrientes teóricas, las cuales estudiaron sistemas médicos en todo el mundo: la perspectiva ecológica epistemológica, la social y la cultural. El concepto de la medicina como sistema pluralista sirvió para distanciarse de la influencia de teorías evolucionistas y difusionistas, las cuales postulan la anteriormente mencionada homogeneización por medio de la biomedicina hacia la “medicina unificada”. 
Cabe recordar que en casi todos los grupos humanos hay diversas instancias asistenciales y terapéuticas que pueden ser utilizadas por sus miembros para resolver sus problemas de salud. La definición y valoración de los propios problemas de salud y su relación con el contexto social económico, político y cultural entra, por supuesto, en el ámbito de estudio del pluralismo médico.
Se acude a las consultas con un diagnóstico provisional y portando expectativas de los resultados del tratamiento basadas sobre conocimientos previos, la medida en que éstas son cumplidas influye en el grado de conformidad de las acciones y prescripciones terapéuticas, en las apreciaciones de eficacia y de la necesidad de realizar consultas a otros curadores, de buscar otras respuestas terapéuticas y/o redefinir el diagnóstico.
Las perspectivas del paciente y del curador en torno a la eficacia pueden ser marcadamente distintas o similares, pero interactúan influyéndose recíprocamente, siendo los parámetros con los que se evalúe la eficacia o el fracaso terapéutico relativos a cada sistema médico, por lo que una conceptualización “fluida” de eficacia se torna ineludible a la hora de entender situaciones de pluralismo médico. 
Este concepto de pluralismo médico da cabida a la dualidad de biomedicina “global” y medicina indígena “local” y da la impresión, de que en el nivel local, ambos sistemas terapéuticos existen independientemente y de que las diferentes prácticas curativas actúan de forma paralela casi sin “rozarse” La mutua relación entre lo global y lo local no se reconoce empíricamente hasta que se observan las prácticas y los conceptos significativos de los diferentes actores y colectivos involucrados en el contexto de una localidad específica. Debido al hecho de que lo global y lo local no se pueden distinguir de forma analítica, la supuesta dualidad tiene que ser reemplazada por un concepto de sistemas dinámicos de “permeabilidad”. Si se ignoran los procesos de integración e interacción, como el hecho de que los médicos envíen los pacientes a los curanderos o la cooperación entre parteras biomédicas, médicos y parteras indígenas, etc., no se tomarán en cuenta en un nivel médico sistemático sino solo en el nivel individual. 

Pluralismo médico y terapéuticas tradicionales

Las medicinas alternativas, complementarias y tradicionales más conocidas –homeopatía, acupuntura, naturismo, terapias manipulativas, uso de hierbas medicinales- han recibido en los últimos lustros una atención creciente en el marco del mundo más desarrollado, especialmente en el caso del mundo anglosajón: Gran Bretaña, Norteamérica y Oceanía, así como en el marco de algunos países de la Unión Europea. En ellos se trata de ir avanzando en variados aspectos como la financiación de las medicinas alternativas, complementarias, la acreditación de los proveedores de las mismas y la formación de los profesionales sanitarios en estas terapias. Así ha ocurrido en el programa lanzado por la OMS, en su Estrategia sobre medicina tradicional (2002-2005), la OMS tuvo que desarrollar un nuevo concepto para analizar las concepciones y prácticas médicas locales, así como para mejorar las políticas de salud en los niveles locales. Ha pretendido adoptar un punto de vista amplio sobre el pluralismo médico entendiendo como medicina tradicional “un término amplio utilizado para referirse tanto a los sistemas de medicina tradicional como por ejemplo la medicina tradicional china, el ayurveda hindú y la medicina unani árabe, y a las diversas formas de medicina indígena. Las terapias de la medicina tradicional incluyen terapias con medicación, si implican el uso de medicinas con base de hierbas, partes de animales y/o minerales, y terapias sin medicación, si se realizan principalmente sin el uso de medicación, como en el caso de la acupuntura, las terapias manuales y las terapias espirituales” (OMS 2002). El objetivo de esta estrategia, como es sabido, ha sido hacer que la medicina tradicional esté disponible y asequible y asegurar su uso racional. 
En el caso de la medicina tradicional se observa una mayor descripción de las acciones de cura afirmándose una eficacia inherente tanto a los elementos empleados –sean los “secretos” o las hierbas y remedios recetados-como a los trabajos de manipulación sobre el cuerpo del enfermo. No hay una explicación mayor de su eficacia -salvo en el caso de las hierbas y algunos de los elementos utilizados pero tampoco un cuestionamiento, si el malestar persiste se explica por su estado de avance y agravamiento o porque se trata de un malestar “para médicos”, pero la terapéutica en sí no se desacredita.
Algo similar ocurre con el uso de hierbas y medicamentos: si bien ambos elementos son considerados “remedios” y en algunos casos se les atribuye una función específica nombrando el órgano o malestar para el cual se los ingiere, subyace una percepción de potenciales efectos negativos de los medicamentos, mientras que en el caso de los “yuyos” se considera que tienen una eficacia general -un accionar de “amplio espectro”- y que, en caso de no resultar suficientes para la cura de ciertas enfermedades, su ingesta es inocua. ¿Por qué el yuyo tiene poder para curar pero no para dañar en caso de uso inadecuado? A través de las apreciaciones sobre los curanderos y la eficacia de sus terapéuticas, del valor curativo y preventivo de las hierbas, se expresa una valorización positiva de lo local con sus saberes tradicionales frente al accionar desde la biomedicina, proveniente de un “afuera” citadino. 
La eficacia atribuida a la terapéutica de los curanderos frente a enfermedades contra las cuales los recursos biomédicos disponibles se muestran incompetentes es lo que, en parte, sustenta la distinción entre “enfermedades para médicos campesinos o curanderos” y “enfermedades para doctores” permitiendo mantener esperanzas de cura a partir de la posibilidad de que se haya errado en el diagnóstico y por ende se esté utilizando un tratamiento equivocado.
Un estudio realizado en España denota la presencia de sanadores «populares», sobre todo en el entorno de la religiosidad popular, siendo un ingrediente importante del pluralismo médico. Además refieren que diversos estudios antropológicos permiten conocer las características de los sanadores presentes en las diversas regiones españolas, por lo que resulta relativamente posible afirmar que es el/la curandero/a la figura más habitual en este universo. Aunque concluyen que no se puede dar una descripción exacta del pluralismo en este país, por la falta de datos. 
Janzen (2002) distingue tres tipos de trabajos sobre pluralismo médico. El primero se trata de un sistema asimétrico, en el cual hay una medicina institucionalizada, legal, oficial y “profesional” y una alternativa, no oficial, secundaria, ilegal y rara vez “profesional”. El segundo es un sistema simétrico, en el que los representantes de los diversos tratamientos médicos son reconocidos como iguales. Y por último, el tercer tipo se refiere a la integración, con el mismo valor y aprecio, de las diferentes medicinas en el plano de las ideas y prácticas individuales. Jansen habla de “sincretismo “de la medicina. En la década de los años noventa se pasó del enfoque sistemático a los análisis procesuales, orientados al actor, y cambió el significado de pluralismo médico dependiendo de la orientación teórica; ya que se criticó el investigar la “medicina como sistema”. A consecuencia de este planteamiento, la definición del pluralismo médico se redefinió como la coexistencia de tradiciones médicas, sustituyendo a la coexistencia de sistemas médicos. En las últimas décadas se ha comenzado a prestar una atención más seria a la necesidad de abordar la interculturalidad en el ámbito de la salud. En todo el mundo parece haberse descubierto el pluralismo médico en los últimos años. 

Pluralismo médico y la eficacia de la Fe 

Se evidenció en un estudio realizado en una población de Argentina que a pesar que cada persona parecía tener santos particulares invocados ante situaciones de enfermedad, al indagar sobre tales preferencias se aclaró en más de una ocasión que lo que importaba para la cura era la fe, la creencia sin importar en qué santo. Igualmente la eficacia de los “secretos” y de las terapéuticas de los curanderos así como también el accionar exitoso de yuyos, remedios y de las prácticas de los médicos fueron explicados en última instancia por la fe en ellos. La fe es considerada condición para la eficacia de la cura tanto de curanderos como de médicos, del accionar de yuyos y demás prácticas de medicina casera.
Este componente religioso explica la causa trascendental de toda eficacia, se trate de terapéuticas biomédicas o tradicionales, tanto del uso de hierbas o remedios como de los elementos de la cura religiosa. De la misma manera, se apela a Dios para dar respuesta al por qué trascendental del sufrimiento, aunque se cuente con explicaciones etiológicas terrenales -naturales o psicosociales-. 

CONCLUSIONES

El pluralismo médico, terapéutico o asistencial es las diversas formas de atención, sean como actividades preventivas o recuperativas, y se enmarcan según los contextos religiosos, étnicos, económicos, políticos, técnicos y científicos de cada cultura. Dentro del cual, debemos considerar, las terapias tradicionales propias de cada cultura.

Así como no olvidar el componente religioso que explicaría toda causa trascendental de la eficacia de cada tratamiento optado. Más allá de los elementos sobre los cuales descansan las explicaciones de la eficacia terapéutica, el promotor último de la misma lo aporta el enfermo: su creencia incuestionable en la capacidad de algo o alguien para producir cambios en el estado de salud.

BIBLIOGRAFÍA

  • Strasser G. La eficacia terapéutica desde el punto de vista de los sujetos en un contexto de pluralismo médico. El papel de la Fe más allá de la cura religiosa. Scripta ethnologica. 2014; 36: 78-106. 
  • Perdiguero E. Una reflexión sobre el pluralismo médico. En: Fernández G, Editor. Salud e interculturalidad en América Latina. Antropología de la salud y crítica intercultural. Quito: Abya-Yala; 2006. Pp. 33-50. 
  • Kazianka B. ¿El pluralismo médico como concepto adecuado en el contexto de la biomedicina “global” y la medicina indígena “local”? Un ensayo sobre la realidad médica de los mayas itzaés en San José, Guatemala. Scripta ethnologica. 2012; 34: 39-66. 
  • Perdiguero E. El fenómeno del pluralismo asistencial: una realidad por investigar. Gac Sanit 2004;18(Supl 1):140-145.

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